Carlos Germán Belli
Carlos Germán Belli es el poeta vivo
más importante no solo en el Perú sino a nivel hispanoamericano. Su poesía ha
influenciado a varias generaciones de poetas, y ha sido traducida a muchos
idiomas. Después de César Vallejo es el de mayor traducción, y eso dice mucho
de la universalidad de su palabra. Aquí unas rápidas preguntas a raíz de la
aparición de una nueva antología, editada por Cascahuesos.
¿Qué actividad,
fuera de la escritura misma, está más relacionada a su creación poética?
Entre las diversas actividades que
he desempeñado exclusivamente para ganarme el pan, tendría que señalar la
docencia universitaria, la traducción y el periodismo como las que han estado,
en cierta manera, más próximas al quehacer poético. La actividad docente,
porque la materia que dictaba era el género de la poesía - la hispanoamericana
y la italiana -. En cuanto al quehacer de la traducción - en agencias
noticiosas -, hizo que me adentrara en la traducción poética, ligada tan
estrechamente a la creación. En fin, el periodismo, en razón al uso directo de
la palabra.
¿Desde un comienzo
usted buscó un lenguaje personal? ¿En qué momento lo consiguió? La pregunta no
va tanto en qué libro, sino en qué momento de la creación -el punto en que se
trabó la lengua, por decirlo de alguna manera- y sus circunstancias.
Por cierto, que no. Lo que
originalmente he buscado era superar mis limitaciones como hablante, y ello
creo que me llevó imperceptiblemente a mi modo de escribir. Pienso que cuando
leía y traducía a poetas franceses modernos y cuando repasaba con ahínco a los
clásicos renacentistas, serían éstas las circunstancias que lo propiciaron,
aunque sin ninguna premeditación estilística.
¿Qué opina de la
poesía neobarroca, también denominada “neobarrosa”, que se practica hoy en día?
Si no me equivoco, constituye un
hecho literario inherente a todos los tiempos e
idiomas. La poesía hispanoamericana neobarroca actual es una secuela
directa de Lezama Lima y Martín Adán, quienes seguramente serán los antecesores
remotos de los neobarrocos futuros.
Recuerdo gratamente
cuando estuvimos en el Museo Metropolitano de Nueva York, junto con el poeta
Evgueni Bezzubikoff. ¿De sus viajes qué ciudad le parece más fascinante y le ha
impulsado a escribir?
Evidentemente, muchas son las
ciudades que poseen una fascinación particular, y entre ellas Nueva York sin
duda alguna. He sido de ella un residente efímero, que de la Gran Manzana se le
ha quedado en los labios sólo una leve miel. Devoto en la Catedral San
Patricio, lector en la Biblioteca Pública de la calle 42, contemplador en el
Metropolitano y el Moma, aunque lamentablemente asaz fugaz en todas esas circunstancias,
soy un nostálgico de algo que se me escurre de las manos. Sin embargo, por
suerte, alcancé a escribir algunas líneas en prosa acerca de mi experiencia
neoyorquina.
Recientemente
apareció una antología de su poesía, editada por Cascahuesos, Letra a letra.
¿Cómo ve en retrospectiva su poesía? ¿La considera un solo libro?
Un archipiélago de cuadernillos, un
archipiélago de antologías, pero un insular libro, es decir, un libro
solitario.
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